12 mar 2015

CAPITULO 25

SHE IS IN THE GAME  -  ELLA ESTA EN EL JUEGO






-¡SUÉLTAME!- grite por décima vez.-¡SUÉLTAME!- luche porque no me metieran dentro del auto.

-Veremos quién es quién perrita...- susurró Laureen.

-¡MUÉRETE!- le grité. Los dos hombres detrás de mi me empujaron hacía el auto obligándome a subir en el. Algunas lágrimas se salían de mis ojos, pero no estaba dispuesta a mostrarle mi miedo. Dentro del auto los hombre me sujetaron las manos con un cordón fuerte.- ¡IMBÉCIL!- le grité. Y del asiento de adelante donde estaba él, le vi darse la vuelta y levantar su mano frente de mi para luego estrellarla fuertemente en mi mejilla.




-¿EY PUTA?- escuche que me gritaron al mismo tiempo que caía sobre el pavimento. Comencé a toser mientras sentía el fuerte dolor en mi mejilla.

-¡MARICA! Le pegas a una mujer ¡ERES UN MARICA!- le grité aun en el suelo.

-¡PERRA ESTÚPIDA!- me pateó un poco en las piernas.

-¡DEBERÍAS AL MENOS SOLTARME Y NO SER TAN MARICÓN!- le volví a gritar, esta vez mirando a mí  al rededor  tratando de reconocer en donde estaba.

-Suéltala.- le ordenó a uno de sus chicos. El hombre se acerco a mi eh hizo lo que él pidió, me soltó, me desató mis manos.- Quiero verte luchar hasta que no puedas maldita perra.- me dijo caminando a mi alrededor.

Me puse de pie inmediatamente. Y miré a mi alrededor.- Defiéndete pues.- dijo mientras me empujaba por los hombros.

-¡MARICÓN!- le grité y lo golpeé con mi puño cerrando, sin saber en qué parte de su rostro darle, luego de un momento cuando volvió a mirarme allí estaba, sangrando de su labio. Sonreí.

-¡PERRA!- gruño. Y lanzo un golpe hacia mí, pegándolo en mi mejilla, aunque caí en el suelo continué consciente de lo que sucedía, sus puños lograban acomodarse perfectamente en mi estomagó y espalda. Cada golpe me recordaba un pequeño momento en mi vida, pero muy próximos, esos momentos donde estaba junto a Justin y me sentía protegida. Grité en cada golpe, luche con mis manos hasta  no poder más, hasta que mis fuerzas se agotaron, hasta que mi cuerpo no dio más.




Comencé a escuchar un sonido conocido. Era el sonido de la pequeña maquina conectada a mí que permitía seguir el ritmo de mi corazón. Traté de suspirar, pero fue donde me di de cuenta de que nada había sido un sueño si no que todo era la simple realidad. Mi pecho me dolía por tan solo respirar, al igual que mis costados y mis brazos. Abrí mis ojos y aunque me sentía un poco extraña porque no sentía mi rostro. Tragué un poco de saliva, y en verdad eso también dolió. Fruncí un poco mis cejas ignorando el dolor que esto también me causaba. Veía las cosas borrosas y pude notar también que no podía abrir muy bien mi ojo izquierdo.

Con un poco de dolor subí mi mano derecha hasta mi rostro, mi ojo se sentía como una pequeña bolsa de agua, ¿qué mierda me había sucedido? Cerré mis ojos y comencé a forzarme a recordar lo que me había sucedido. ''Laureen'' susurré dentro de mí. ''Maldito Laureen''.-¿___?- escuche que dijo una voz femenina. Baje mi mano con cuidado. Mientras la mujer que aun no conocía apretaban un botón que hacía un ruido extraño llamando a los doctores.

Al lograr abrir mis ojos me di de cuenta que la mujer era mi madre, ella lloraba tomándome de la mano izquierda.- Mi niña.- lloró. No podía hablar me dolía todo, desde mi mejilla hasta mis piernas. Tomé un poco de aire lentamente y apreté su mano.

-Es-es-estoy bi-bien.- le susurré.

-No, no lo estas.- dijo llorando y negando para sí con un movimiento de cabeza.

-¿Cuanto llevo aquí?- pregunté.

-Solo un día cariño, te encontramos ayer.- me acarició el cabello.- Bueno los policías...

-Creo que me querían robar...- dije cerrando mis ojos. Al mismo momento apartaron a mi madre de mi lado y comenzaron a preguntarme sobre mí misma.
¿Duele aquí? ¿Y aquí? ¿Por aquí?
Por supuesto dije la verdad, en algunos lugares me dolía en otros no.

-¿Que te sucedió señorita?- me preguntó el doctor.

-Supongo que me han robado.

-Pero estaba con sus pertenencias cuando la encontramos...- comentó un oficial que apenas ahora me daba de cuenta que se encontraba dentro de la habitación.

-Entonces no se...- cerré mis ojos.

-¿Sabe quien lo hizo?- me preguntaron, negué con la cabeza. No pensaba decir ni una sola palabra, no me pondría más en riesgo.

El tan solo sentir el dolor que se producía en mi pecho al solo respirar  me hacía pensar en que así o peor sería la paliza que le habían dado a el hermano de Fabiana, que esperaba que estuviese bien en estos momentos.

-___ estas bien ¿okey? No hay fractura ni nada grave...- comentó el doctor mientras veía por tercera vez la pantalla a un lado de mí que marcaba mis valores.

El oficial aun continuaba en la habitación, mi madre le había pedido que se quedara, porque si no fue para asaltarme entonces era alguna amenaza, así que allí estaba, con mi madre, el doctor, y un oficial de policía cuidándome.

-Mamá estoy segura que no es necesario esto...- dije mientras miraba de reojo al oficial.

-Lo es ___, ya guarda silencio y descansa.

-El doctor ha dicho que puedes ir a tu casa.- comentó el oficial para luego aclarar su garganta.- Podrías ir al comando a poner la denuncia.

-Solo quiero ir a casa.- dije con los ojos cerrados tratando de soportar el dolor.

-___ hija debes escuchar al oficial...- comentó mi mamá.

-¡Solo quiero irme a casa! ¿okey?- dije abriendo mis ojos y exasperándome un poco.

-Está bien, está bien...- dijo en voz baja, y por encima de ella escuche el leve suspiro del oficial.- Llamaré a Frank para que venga por nosotras.- dijo mientras se hacía a un lado y tomaba su celular para luego marcar el número de Frank y llamarle.


Luego de esperar un buen rato entro Frank por la puerta de mi habitación, pero no venía solo, estaba con Zac su hijo, quien hizo que me apenara de que me viera en estas condiciones. Ignore el hecho de que estaba allí en la habitación mientras mi madre hablaba con el doctor y Frank llevaba un par de cosas al auto, lo que no pude ignorar fue el hecho de que Zac fue quien me ayudo a levantarme de la cama, claro que tuve que tomarme de él para no llegar a tocar al suelo ya que al estar de pie pude sentir lo débil que estaba y lo dolorosas que estaban mis piernas.

-Deberíamos aunque sea tratar de ser amigos...- me susurró mientras me llevaba agarrada por la cintura y yo llevaba mi brazo por encima de sus hombros para continuar caminando si caerme.

-Si...- susurré.

-Novios ya no podemos...- dijo sin ánimos.- En este caso estamos siendo como hermanos.- dio una media sonrisa.

-Hermanos que se besaron...- dije y él rió. Sonreí con un poco de dolor.

-Puedo admitir que te ves horrible, más con tu ojo así.

-Gracias por ser tan considerado y decirme la verdad sobre mi aspecto.- dije sonriendo a medias y sonando sarcástica en broma. Él solo se dedico a reír.


Al salir del hospital junto a Zac quien es muy buen ayudante, entre al auto en el asiento de atrás y junto a mi subió Zac. Mi madre y Frank adelante en sus asientos.- Mamá...- dije mirándola.- Me pasas mi celular...- le dije.

-Hija encontramos todas tus pertenencias menos tu celular...- me miro haciendo puchero.

-Está bien...- dije y suspiré.- y así dicen que no fue un asalto.- susurré para mí misma.

-Fueras hecho caso al oficial...- comentó mi mamá.

-No mamá.- la mire con mi ojo derecho, claro que el otro ni siquiera podía abrirlo.- ¿Y Fabiana? ¿Sabes algo sobre ella?

-Si, me ha llamado y le eh dicho que no recibirás visitas hasta que estés mucho mejor.

-Mamá...- me quejé.

-Mamá nada.- dijo ella firme en su decisión.- No dejare que nadie te haga más daño que este.

-Mamá es Fabiana!- alcé mis manos.

-¿Y?- dijo ya más sería que antes.- No y punto. Te verá cuando regreses a clase. Mientras Zac se encargara de que no te aburras en casa.

-¡¿QUE?!- grité. Y si, me arrepentí luego cuando sentí el dolor en mi pecho y mi estomago. Me giré para lograr verle un poco y él se encogió de hombros como si no supiese sobre el asunto.- no es posible.- dije dejando caer mi cabeza un poco sobre la parte de atrás del asiento.

-Además el doctor ha dicho que nada de estrés.- replicó ella.- Nada es nada, ni visitas, ni celular ni nada.

-¡No es justo!- me queje.

-Para mí tampoco es justo haber pasado por este susto ¿crees que estoy feliz de verte así? ¿Crees que es lindo que te digan que tu hija podría resistir a esto si no hubiese fractura o algo?

-¿INSINÚAS QUE ES MI CULPA?- pregunté ya alterada con mi dolor de cabeza.

-NO.- dijo ella.- Solo dije que no tendrás estrés y que haré todo lo que dijo el doctor.

-Como sea.- dije furiosa y sin prestarle más atención.



Aunque ya me encontraba instalada en mi habitación, me encontraba súper incomoda tan solo por el hecho de que mi madre me había dejado a cargo de Zac, así que allí estaba él, con sus auriculares y un libro en su mano mientras lo leía concentrado y yo moría de aburrimiento allí acostada, sin ignorar el hecho de que yo misma no me podía sentar ya que mi dolor en el abdomen era muy fuerte. Así que necesitaba de ayuda, su ayuda, exactamente de Zac. De más nadie.

Suspiré obstinada por estar allí acostada sin hacer nada. Fruncí mi ceño y sentí el dolor, maldije en voz baja. Mi ojo izquierdo permanecía dormido con la crema que mamá había puesto encima de la piel hinchada. Y Zac se encargaba de cada media hora cambiarme una rodaja de papá, tratamiento casero que me ayudaría a bajar la inflamación y a no dejarme el golpe colorido.

-Me estoy tomando el papel de hermano seriamente.- dijo sonriendo. Quise echarle malos ojos pero no pude.

-Puedes pudrirte en el colegio de hermanos en alquiler, nadie te elegiría por lo tonto que eres.- dije en sarcasmo. Claro que para él siempre era broma.

-Bueno tu madre me ha elegido.- se encogió de hombro.- Así que tú te pudrirás conmigo.- sonrió. Cerré mis ojos para ignorar el hecho de que de verdad se encontraba allí en la habitación junto a mí.

-Deberías traer un poco de alcohol.- le comenté.

-¿Para las heridas?

-¡Por supuesto que no idiota!- alcé mi mano y la deje caer sobre la cama.- ¡Para tomar!

-¿Tu tomas?

-Si ¿tú no?

-No sabía que tu tomabas...- me miró sorprendido.

-¿Lo traerás o no?- pregunté.

-No.- dijo sonriendo y caminando a su sillón. Tomó sus audífonos y se los puso, tomo su libro y regreso a la página donde había quedado.

Yo solo deseaba recuperarme rápido para ver a Fabiana, regresar a la universidad y no estar postrada en la cama como un paralitica. Suspiré ya resignándome a morir postrada estos días hasta recuperarme completamente. Zac se había quedado dormido con la cabeza guindando a un lado y sus audífonos puestos, claro, tan buen cuidador él, tanto así que si vienen a matarme escuchara exactamente todo lo que suceda.


Mantuve mis ojos cerrados, quería descansar pero no sabía si podría hacerlo con Zac en mi habitación. Trate de tomar mi respiración de que no me doliera tanto así que a medida que lo logre también logre quedarme dormida.



A medida que iban pasando los días mi ojo volvía a su normalidad, los morados en mi cuerpo comenzaban a salir y el dolor comenzaba a desaparecer.  Zac había decidido contarme sobre lo que leía, al igual que dejo pasar a escondidas a Fabiana a mi habitación sin que mi madre se diera de cuenta. Aunque mi madre se notaba aun preocupada ya le había dejado claro que apenas me recuperara iría a la universidad. Si, es que no podía aguantar otro día allí encerrada, casi dos semanas y aun estaba en mi habitación. Justin no había dado señales, Fabiana recibía amenazas de Laureen y yo me preocupaba por ella.

Por alguna extraña razón Fabiana se dio de cuenta que mi celular lo tenía Laureen, pero claro que ella era un poco más cobarde que yo como para ir a quitárselo. Me preguntaba si Justin abría escrito. Zac ya no se pasaba todo el día metido en la habitación, ahora que estaba mejor me daba mi privacidad, aunque a veces hacía falta insultarlo para que pudiese salir de la habitación.

Me puse de pie y Zac se encontraba aun leyendo, esta vez no se trataba de libros si no de un tema para un examen de aprobación en la universidad de la ciudad donde yo solía vivir. Ya el reloj está pisando las tres de la tarde, yo me encontraba frente al espejo viendo como continuaban curándose mis heridas.- Ya no me veo nada mal.- dije sonriendo y feliz porque ya se acercaba el día en que volvería a salir a la calle e ir a la universidad.

-Solías verte mejor antes...- susurró él en un suspiro.

-¿Antes de la golpiza?- lo miré.- por supuesto que sí, ahora solo falta un poco mas y volveré a verme linda.

-No decía antes de la golpiza.- dijo, lo miré.- Dije que solías verte mejor antes.- se puso de pie.- Cuando estabas golpeada.- sonrió burlándose de mí. Abrí mi boca en forma de sorpresa.

-Te agradecería que te largaras.- dije sonriendo y ignorándolo.

-Tu noviecito ni siquiera ha dado señales de vida.

-¿Ya te moriste?- le pregunté aun mirándome en el espejo.

-Es cierto lo que te digo.- se encogió de hombros y tomo sus cosas.

-No seas estúpido- lo miré frustrada.- ¿Dónde está mi celular ahora?- le pregunté.- ¡No esta verdad!- alcé mis manos.- Y tampoco tengo otro. Así que ¿a dónde daría sus señales de vida?- lo miré mas frustrada que antes.

-Está bien, ya cállate que te ves más horrible cada vez.

-Muérete.- le dije. Él sonrió y salió de la habitación cerrando la puerta tras de él.

Me pregunté si podría salir e ir a verle, pero me mire nuevamente al espejo, aun se veían apenas los morados en mi cara y los puntos aun continuaban allí en mi ceja. Pero al menos podía abrir mi ojo izquierdo. Sonreí. Ahora quería volver a la universidad con Fabi y verle la cara a Laureen cuando sepa que no me mato como él quería. Aunque sé que nada le costaría hacerlo, pero... por lo menos tendría que recuperar mi celular. Lo necesitaba. Sí que lo necesitaba. Y Justin, no da señales.



(Justin)

Respiré frustrado por quinta vez en la tarde. Tenía tantas cosas en la mente que terminaría por volverme loco, y pensar que los chicos aun no volvían del recorrido a los que le había enviado, se estaban tardando más de la cuenta. Golpeé un poco con mi puño el vidrio de la mesa, apreté mi mandíbula para lograr contener la frustración que sentía en estos momentos y no dejarla salir y destruir con la casa, si lo haría los chicos se molestarían. Sonreí para mi mismo al ver pasar en mi mente una imagen de los chicos viendo la casa desordenada, patas arriba y destruida. Reí.- ¿Te estás poniendo loco?- me preguntó Ryan, quien apenas me daba de cuenta que se encontraba allí. Me di la vuelta para verlo sonreír y tras él ver entrar a los demás chicos.

-¿Que tal les ha ido?- pregunté mientras los veía que se encontraban relajados sentándose en los muebles. Esto solo significaba  dos cosas: o algo no se dio, o salió perfectamente como estaba planeado.- Hablen.- les presione.

-Todo está perfecto.- dijo Chaz relajado y tirándose sobre el mueble para luego extender sus piernas.

-Bueno como siempre.- dijo Khalil haciendo lo mismo que Chaz.

-¿Y sobre lo que les encargué a ustedes dos?- mire a Ryan y a John.

-Él ya logro rastrear su número.- dijo Ryan señalando a John. Lo miré inmediatamente.

-Siempre se encuentra en la universidad.- me miró y suspiró un poco.

-¿Y?- le miré.

-Pues no lo tiene ella. Él celular lo tiene otra persona.

-¿Quién?- pregunté.

-Justin no querrás saber...- comentó Christian quien entraba por la puerta.

-¡¿QUIÉN?!- pregunté ya fuera de mis casillas. Todos permanecieron callados, se encontraban sentados en los muebles.- ¿QUIÉN JODIDO LO TIENE?- pregunté ya más bravo porque no respondían.

-Rift.- comentó John mirándome con curiosidad, me quede un momento quietó. ¿Por qué él tenía su celular? Suspiré.

-Justin... amigo.- comentó Drake.- creó que deberías sacar tu cabeza de su culo.- fruncí sus labios. Lo miré sin saber que decir o hacer, aunque los otros chicos lo miraron con un poco de sorpresa, se atrevía a decirme esas cosas.- Solo digo que si...- suspiró.

-¿Que si qué?- le pregunté.

-Bueno amigo que si él tiene su celular es por algo.- se encogió de hombros y rascó un poco su cabeza.

-¿A la chica le gusta jugar?- preguntó Chaz.

-Ella está en el juego- dijo Christian.

-¡CÁLLENSE!- le dije.- Ella no es así...- dije sin mirarlos, en realidad no se los decía a ellos, trataba de decírmelo a mí mismo.

-Justin Broth...- comentó Ryan, lo miré.- Quizás ellos tengan algo de razón.

-La chica anda con Rift.- apuntó Christian.

-¡Cállate de una buena vez!- le ordene. Él levantó sus manos en alto de rendición.

-Mira como la defiendes.- Dijo Chaz moviendo su cabeza.

-John- le miré.- ¿Averiguaste bien?

-Por supuesto que si Justin.- me respondió inmediatamente.

-¡Por Dios Justin!- dijo Drake.- Saca tu cabeza de su culo.- me dijo.- Esta más que claro que anda con él. Por algo no responde tus mensajes.- dijo alzando un poco sus hombros.

-Cállate de una maldita vez.- dije en voz fría. Sin siquiera alzar la voz o algo.- Mete tu cabeza en tu culo antes de que yo mismo lo haga por ti.- presioné mi mandíbula para no irme sobre él y destrozarlo. Caminé hacia las escaleras furiosamente y antes de subir me di la vuelta para verles mientras estaban sentados en los muebles en un incomodo silencio.- Si saben algo más del negocio me avisan.- y sin decir más me di la vuelta y subí las escaleras a mi habitación. Entré y tiré la puerta tras de mí. Mi pecho subía y bajaba de lo furioso que ahora me encontraba. ''___ no era así. ¡Por supuesto que no!'' Apreté mis puños y los mantuve a mi lado antes de destrozar algo. Miré a mi cama y recordé la primera vez que la tuve allí, ella estaba drogada, pobre, y pobre de mí por lo que tuve que soportar toda esa noche por no hacerla mía. Tragué saliva.

-¿Se puede?- escuche decir detrás de mi tras unos toques sobre la madera de la puerta. Me di la vuelta para ver a Ryan detenido allí.

-¿Que quieres?- le miré.


-Solo quiero pasar hablar contigo...- asentí. Él paso y cerró la puerta tras de él.- Justin...- me miró.- Se supone que tú debes conocerla, la has investigado, no te has perdido ni un solo detalle de ella, no creo que ande con él...- me dijo.- menos con él.- recalcó.- Algo pasa allí Justin, sabemos que a ella le gustan las cosas malas.- me miró sonriéndome y haciéndome sonreír.- pero no se iría por lo peor.- suspiró.- Debes averiguar lo que pasa.- me miró a los ojos mientras permanecía serio.- Si quieres que sea tu chica debes mantenerla a tu lado.- Tenía sentido lo que me estaba diciendo.- Debes averiguar por ti mismo lo que sucede con ella, así que piensa un poco y saca tu cabeza de su culo por un rato.- sonrió.

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