YOU DO HERE? - ¿QUE HACES AQUÍ?
-¿Quién es ese?- me preguntó con su
cara seria y haciendo con su rostro una seña detrás de mí hacía mi casa.
Inmediatamente me giré a mirar a quien se refería, fruncí mis cejas, no lo
conocía ¿o tal vez si?.
-No sé, no tengo idea de quien
sea...- dije aun mirando a mi casa donde se encontraba un hombre un poco mayor,
quizás más que Justin. Vi mi madre salir y saludarlo respetuosamente mientras
sonreía y lo invitaba a pasar.
-¿Estás segura?- me preguntó y
volví mi mirada a él.
-Claro.- dije encogiéndome de
hombros.
-Bueno...- suspiró aun sin estar
conforme- Ve entonces.- asentí. Susurré un adiós suave el cual él respondió con
un guiño. Sonreí.
Baje del auto cerrando la puerta
detrás de mí, me di la vuelta un poco despidiéndome con un movimiento de mano y
luego caminando rápidamente a mi casa para seguidamente escuchar el sonido que
producía su auto sobre el asfaltó. De mi bolso saqué mis llaves y abrí la
puerta entrando a casa y cerrando la puerta tras de mí para escuchar la risa mi
madre. La voz del hombre se me hacía conocida pero no logré saber quién era
hasta que llegué a la sala y lo vi.- ¿FRANK?- dije sorprendida.
Él giro rápidamente en mi dirección
y se puso de pie.- Hola hija- me saludo con cariño acercándose a mí. Me abrazo
y me palmeó la espalda.- Vaya, al parecer has crecido más, te noto diferente.
No podía hablar me mantenía allí,
en silenció mirándolo.- Hija...- dijo mi mamá mirándome y abriendo sus ojos
luego haciendo una señal con su cabeza hacía Frank.
-ho-hola.- dije y sonreí.
-Pareciera que hubieses visto a un
fantasma...- dijo riendo, le sonreí.
-¿Qué haces aquí?- pregunté curiosa
sin siquiera querer saber el porqué. Tragué saliva.
Okey, STOP. Les explico.
FRANK: Padre de Zac. Este
señor vivía donde nosotros vivíamos antes, y donde aun espero que siga
viviendo.
ZAC: Mi antiguo novio. Si.
Bueno ahora me encontraba fría de pánico. Mi conciencia me recordaba todo lo
demás que había sucedido en ese entonces.
Flash Back.
-___ de verdad siento que te
extrañare demasiado.- dijo Zac haciéndome puchero.
-Zac de verdad no quiero irme...-
lo miré entristecida, llevaba dos años a su lado, si, estudiábamos juntos y
todo lo hacíamos juntos.- Sabes que te extrañare.- acaricié su mejilla.- No quiero
irme...- lo miré a los ojos.- Sabes que no es por mi...
-Si no por tu papá.- me
interrumpió.- Si lo sé.- dijo moviendo sus brazos a su lado.- Pero tu...-
mordió su labio.- No quiero que me olvides ___.
-No lo haré, te lo aseguro.- dije
con mi rostro triste, él me llevo a sus brazos hundiéndome en un gran abrazo.
-Yo no te olvidaré.- me dijo
depositando un beso en mi frente.- tomo mi rostro entre sus manos.- Te
escribiré cada día, hablaremos por vídeo-llamada- asentí.- No dejaré de
pensarte y amarte...- baje mi mirada.- sé que no me dirás que me amas, se que
piensas que es una palabra muy fuerte, pero yo te amo, y quiero que estés
bien...- lo miré con mis ojos cristalizados.- Rezare por ti todos los días
porque no te olvides de mi.- mordí mi labio.- Porque estés bien en la nueva
universidad, porque siga tu mente y corazón perteneciendo a mi...
-Lo haré.- le dije.- Pensaré y te
querré como lo hago ahora.- lo abrace.- te extrañare demasiado Zac.- lo abrace
tan fuerte como nunca antes.
-Iré a visitarte en cuanto pueda
pequeña.- asentí aun con mi rostro sobre su hombro, era solo un poco más alto
que yo, podría decirse que parecíamos del mismo tamaño.- Este año no estudiaré
solo trabajare un poco con papá, en mi momento libre iré a visitarte.- levanté
mi rostro y lo miré.- No estés triste o no te dejare marchar.- dijo sonriéndome
un poco, sonreí sin ánimo, no quería dejarlo, sentía que este chico era lo que
en algún momento busque. Tomó mi rostro y me acercó a él hundiéndome en un
beso.
-Ya déjame- sonreí y limpie mis
labios.- Mis padres pueden llegar y darse de cuenta que no eres solo un amigo.
-Tu mamá seguirá con el trauma de
que puedes ser lesbiana.- dijo riendo haciéndome reír con él.
-Deberías...- mordí mi labio.-
Algún día.- baje mi mirada.- No se... cuando te decidas estudiar...- suspire.-
estudiar en donde estaré yo, podemos darte una habitación en casa si esta es
grande... o podremos ayudarte de alguna forma.- me encogí de hombros.- sabes
que mis padres que te quieren demasiado.
-Por supuesto que si.- sonrió.-
¿como no estudiar donde estudia mi novia?- sonrió.- Seria como romper la
tradición.- reímos.
Pronto se había hecho la hora donde
Zac nos estaba ayudando a trasladar las maletas al auto. Sonreí al verle
trabajar, y sentí lastima por él por dejarlo solo, al igual que sentí lastima
por él cuando supe que su mamá había muerto en un accidente de auto cuando él
apenas tenía cinco años.-¡___!- me gritó, miré hacía la puerta.- Trae la
próxima caja.- dijo. Sonreí y tomé la caja llevándola a él.
Antes de marchar y mis padres se
encontraban adentro con su padre mientras yo estaba afuera con él para
despedirme.- No dejaras de ser mi novia ¿cierto?
-No.- dije sonriendo y negando con
un movimiento de cabeza.
-Eso espero porque trataré de ir
pronto a visitarte.- sonrió.
-Espero vayas, te estaré
esperando.- mordí mis labios.
-Te extrañaré pequeña.- dijo
acariciando mi mejilla con su dedo pulgar.
-Yo más que tú.- le dije
abrazándolo.
-Chicos ya es hora.- escuche decir
a mi mamá quien salía por la puerta seguidamente nuestros padres.
Terminé de abrazar a Zac y le
sonreí.- Gracias a Dios te bese bastante esta tarde.- sonrió por no poderme dar
un beso de despedida a causa de mis padres.- Anda enana, te iré a ver pronto.
-Te estaré esperando.- dije separada
de él aun tomada de su mano, él me soltó y guardo sus manos en los bolsillos de
su pantalón. Sonreí.- Adiós Frank.- le dije sonriéndole y acercándome a él para
abrazarlo. Frank sabía que yo era novia de su hijo.
-Adiós pequeña no nos olvides.- me
dijo guiñándome.
-No lo haré.- le sonreí. Terminé de
despedirme de ellos dos y fui hasta él auto donde me esperaban mis padres ya
adentro. Me despedí con un movimiento de mano. Y abrí la puerta del auto.
-¡___ ESPERA!- me gritó Zac. Me
detuve y le vi caminar hacia mí. Caminé hacia él.- Se me olvidaba darte esto.-
dijo sonriendo y entregándome un pequeño sobre. Sonreí y lo miré.- Te amo.- me
dijo mirándome a los ojos. Baje la mirada.
-Zac sabes que...
-Si lo sé, eso no me impide que yo
te lo diga.- me dijo.
-Te quiero.- le dije abrazándolo
nuevamente y esta vez soltándolo, corrí al auto con el sobre en la mano y subí
en él. Me despedí con un movimiento de mano al igual que mi madre. Mi padre se
encargó de conducir.
Fin del Flash Back.
Así que nunca había terminado con
él. Parpadeé un par de veces.- ¿___? ¿Estás bien?- los miré a los dos, a Frank
y a mi madre.
-Eh, sí, si.- dije y respiré
profundo.
-¿Que te ha sucedido?- me pregunto
mi madre mientras ella junto a Frank me miraban extrañamente.
-Yo...- respiré profundo
nuevamente.- Es solo que...- mi piel estaba fría y no podía articular palabra.-
Me ha tomado por sorpresa todo esto.- sonreí.
-Hemos tratado de comunicarnos por
mucho tiempo, pero no hemos logrado nada, y solo recordé la dirección que tu padre
nos había dicho antes de mudarse.- dijo Frank sonriendo.
Asentí tratando de
sonreír.-Bueno... iré a mi habitación.- dije sin querer preguntar por lo que
más me aterraba.- Eres bienvenido.- le dije a Frank y salí casi corriendo del
lugar hacía mi habitación.
Me encontraba en mi habitación con
los nervios de punta, era algo absurdo que estuviera en la ciudad. Tomé mi
cabello en un extremo estrés. ¿Qué mierda iba hacer ahora? ¿Qué se suponía que
haría? Mis manos estaban frías. Mi celular sonó haciéndome brincar en mi lugar
para luego comenzar a buscarlo frenéticamente dentro del bolso.
LLAMADA ENTRANTE DE ACOSADOR.
Sonreí por aun no haberle cambiado el nombre.
-Hola...- dije un poco nerviosa y
sentándome en la cama.
-¿Todo bien?
-Si todo bien.- respondí
inmediatamente.
-¿Sucede algo?
-No, todo está bien.- traté de
sonar más convincente.
-¿Segura? Porque puedo ir y
averiguarlo por mí mismo.
-Estoy segura.- sonreí.
-Bueno...- suspiró.- ¿Y quién es?
-¿Quien es quien?- pregunté
abriendo mis ojos.
-¿Quien estaba en la puerta de tu
casa?
-Ah...- suspiré.- Un viejo amigo de
la familia.
-¿Viejo amigo?
-Si...- dije sin querer dar
explicaciones.
-¿Y todo bien con ese viejo amigo?-
me preguntó.
-Sí, lo está, todo bien.- mordí mi
labio.
-Te siento extraña...- me dijo.
-Solo me duele la mandíbula...-
dije ya que fue lo primero que me paso por la mente aunque de verdad me dolía.
-Tómate algo cariño.- me sonroje al
escucharlo.- Y perdóname nuevamente por eso.
-Está bien... que no se repita.-
dije mordiendo mi mejilla.
-Nunca se repetirá.- me dijo
inmediatamente. Sonreí.
-Trataré de dormir...- le dije.
-Está bien...- suspiró.- te dejo
descansar.- pude sentir su mirada clara encima de mí, y recordé el momento
luego de mi primera vez en su habitación que había utilizado las mismas
palabras cuando me encontraba en su cama.- Estoy cerca por si necesitas
cualquier cosa.
-Lo tomaré en cuenta...- dije
sonriendo.
-Bueno hasta luego...- dijo.
-Hasta luego...- le dije con mis
ojos cerrados. Escuche el tonó del teléfono ya había cortado la llamada.
Me tiré sobre la cama completamente
tratando de analizar toda la situación, comenzando con un peso en los ojos por
el sueño me quede pensando en lo que pasaría y que haría al respecto de esto,
el sueño me gano, claro que no había descansando nada bien la noche anterior
atada a una silla, así que me venció el sueño allí.
Me desperté a mitad de tarde eran
como las cuatro o algo así parecía. Me levante y fui al baño a ducharme, luego
de salir de la ducha donde dure casi una hora me puse una nueva ropa, monos que
servían tanto como para salir como para estar en casa y una camiseta arriba del
ombligo ya que el mono llegaba exactamente allí, un par de zapatillas y listo.
Salí de mi habitación para ir a la cocina en busca de comida ya que se me había
pasado el desayuno tanto como el almuerzo.
Al llegar a la cocina escuche en
par de voces pero asegure que sería Frank quien aún permanecía en casa. Suspiré
sin querer hacerle mente a lo demás. Tomé un vaso de jugo de naranja, mi
favorito, luego de revisar y ver que había comida de la que no me gustaba como
un pastel de vegetales preferí solo tomar mi jugo.
Cuando me di la vuelta para
dirigirme a la sala me sobresalte al ver a alguien detenido detrás de mí, el
vaso de vidrio cayó al suelo derramando todo el jugo y haciéndose pedazos.
Trate de decir algo pero fue más una búsqueda de aire.
-Hola...- pronunció él sonriéndome.
No hable, no podía creer que estuviese allí. Parpadeé un par de veces y trague
saliva.- ¿Estás bien?- dijo mirándome de arriba abajo.- Veo que te has
sorprendido en verme.- sonrió.
-Ho-hola.- dije aun esforzándome
por no desmayarme.
¿Cómo no desmayarme? Él chico que
había dejado en aquella ciudad se encontraba frente a mí, aun éramos novios, no
habíamos terminado nada, y para mi mala suerte se había convertido en un total
hombre, músculos, voz gruesa, alto, buen estilo de vestir entre otras cosas.
Sus ojos azules se posaron sobre los míos.
-¿Sorprendida?- me preguntó, solo
asentí.- Ya veo, te has quedado sin habla.- me sonrió haciéndome sonreír.
-¿Qué haces aquí?- pregunté
mirándolo inquieta aun en mi lugar.
-¿Esa es la pregunta?- sonrió.-
Creo que sabes muy bien eso.- dio unos pasos hacia adelante donde hizo que yo
diera unos pasos hacia atrás pero quede atrapada entre él y el mesón de la
cocina. Mi respiración comenzaba a fallar.- Y sí que lo sabes pequeña.- dijo
acariciando con su mano derecha mi mejilla. Tragué saliva, estaba más que
nerviosa.- si que has cambiado.- me sonrió.- Una mujer en el total de la
palabra.- baje mi mirada apenada.- Y aun no dejas de apenarte.- rió.
Convertí mis manos en unos puños,
¿que debía hacer ahora? Estaba atrapada.- ¿Donde te estás quedando?- dije. Y
fui una estúpida, por supuesto que no me interesaba en donde se quedaran,
aunque él estuviera desgraciadamente bueno no podía. Me moví de su atrape y
camine alrededor del comedor de la cocina. Él sonrió sensualmente y paso su
mano por su cabello, deje de mirarlo antes de pensar en otra cosa con él.
-Bueno... es algo difícil de
explicar...- sonrió encogiéndose de hombros.
-¿Que tanto?
-¡___ ya has visto a tu amigo!-
dijo mi madre tras de mi emocionada.- Se quedaran aquí durante el tiempo que
estarán en la ciudad.- y aquí fue donde caí en coma.
-¡¿QUE?!- grité. Claro que no fue
mi intensión sonar tan obvia. La miré sin entender, Zac me sonreía.- Pe-pero...
-Es solo el tiempo que estarán en
este lugar, tu amigo dormirá en la habitación de tu hermano y Frank en la otra
habitación.- la mire sin entender.- Deberías salir y mostrarle lo que conoces
de la ciudad.- me dijo mi madre sonriéndome y saliendo de la cocina.
Me quede paralizada mirando el
suelo.- Vaya que te has alegrado pequeña.- dijo Zac tomándome por sorpresa y
abrazándome pegando mi espalda en su pecho.
-Zac...- dije separándome de él y
mirándolo a la cara.- No es lo que crees...- lo miré. Él me miro sin entender.-
Las cosas han cambiado...- mordí mi labio.
-Lo sé.- dijo aun sonriendo.- Se
perfectamente que hemos cambiado, pero seguimos siendo los mismo, aunque estas
más bella que antes, me alegra mucho que aun seas mi novia.
-¡No Zac!- dije estresada. Él abrió
sus ojos mostrándose en ellos una opaca mirada azulada.- ¡mierda!- susurré.
-¿No eres mi novia?- me miró, no
sonreía, su rostro se había vuelto algo pálido y entristecido.
Mordí mi labio tomándome el
cabello.- si.- dije sin saber porque mierda decía eso, sentía lástima por él,
pero no podía llegar a ese extremo.
-¿Si eres mi novia?- me dijo con
luz de esperanza en sus ojos.
-Eso creo.- dije encogiéndome de
hombros sin saber que me ocurría, ahora me sentía peor que antes.
-Pequeña...- dijo y se acercó a
mi.- Se que es fuerte pero aquí estoy como lo prometí, aun continuó amándote...
-Zac...
-Lo sé, lo sé.- dijo tomando mi
mejilla.- Se lo que piensas sobre eso, se que aun me quieres, lo haces como
antes...- sonrió.- Puedo ver esa luz de enamorada en tus ojos.
¡LUZ QUE NO TE PERTENECE A TI
ZAC! Le gritó mi conciencia. Mordí mi labio nuevamente.
Se inclinó poco a poco con
intención de besarme cerré mis ojos un momento.- ¡Zac no!- dije haciéndolo
hacía atrás con mis brazos.- No puedes.- él frunció sus cejas.- Debemos
hablar.- lo miré.- Debemos hablar de nosotros, de lo que tenemos... pero no
aquí.- dije mirando mi alrededor.
-¿Entonces donde?
-Iré a mi habitación por mi celular
espérame en la sala.- y sin dejarlo decir alguna palabra salí corriendo. Llegué
a la habitación más que con la boca seca, estaba nerviosa, por Dios, ¿quién era
ese hombre lindo que se encontraba en la cocina? Cerré mis ojos y me apresure a
buscar mi celular.
Antes de salir de la habitación fui
al baño por busca de un poco de maquillaje para ocultar el morado de mi mejilla
que mi madre aun no lograba notar, ni ella ni nadie.
-¿A dónde iremos?- escuché la voz
gruesa y masculina, voz que había escuchado antes. El estuche de pinturas cayó
al suelo mientras mi respiración se despedía de mí lentamente y sentía mis
piernas flaquear. Me di la vuelta para encontrarme con...
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